viernes, 28 de diciembre de 2012

WISHLIST XMAS para bloggers de la FNAC

Un año más, la FNAC propone un divertido juego para bloggers. Se trata de publicar una entrada con un listado de productos que quisiera llevarme y cuyo importe total no supere los 2013 €. Todos ellos, por supuesto, debidamente enlazados a la web de la FNAC.


 Y esta que sigue a continuación es mi particular lista de deseos.
A ver si tengo suerte y se hace realidad.

INFORMÁTICA Y SOFTWARE (1277,99 €)
Samsung Galaxy Tab 2 10.1 32 GB WiFi color blanco (409 €)
LaCie LaCinema Classic HD 2TB Disco duro multimedia PC/Mac (169,99 €)
Sony Vaio SVE1512R1EW color blanco (699 €)


TELEFONÍA, GPS Y EREADERS (559 €)
Samsung Galaxy Note 2 (559 €)

LIBROS Y EBOOKS (40 €)
Aama 1 Olor a tierra caliente (20 €)

Aama 2 La multitud invisible (20 €)

BLUE-RAY Y DVD (124,98 €)
Pack Georges Melies + Libro (39,99 €)
Pack Friends: Colección completa (Edición 15º Aniversario) (84,99 €)

MERCHANDISING (9,99 €)
Juego de Tronos Pin La Mano del Rey (9,99 €)

Total: 2011,96 €

¡Deseadme suerte!


viernes, 22 de julio de 2011

Curioso capitalismo.

Acabo de sufrir un encontronazo como consumidor con la empresa de calzado MBT que me ha suscitado algunas reflexiones sobre nuestra sociedad.


Resulta que hace algo más de un año me compré unas sandalias de esta marca. Hasta aquí todo normal. Al ser un zapato abierto, a mediados de septiembre dejé de usarlas hasta que las volví a sacar a principios de mayo. Y de repente, a finales de junio, una tarde, paseando normalmente, se parte en dos una pieza de metal que sujeta una correa. Tras apenas seis meses de uso efectivo. Pero bueno, qué le vamos a hacer. Estas cosas pasan.


Mi primer impulso fue acercarme a un zapatero para que me la cambiara. Al fin y al cabo solo se trataba de sustituir esa pieza. Descoser, colocar y volver a coser. En un par de días, a caminar otra vez. 


Pero luego pensé: "¡Qué puñetas! Tengo derecho, como consumidor, a que se hagan cargo en MBT de la reparación. Al fin y al cabo he pagado 200 € por ellos."


Ay, pobrecito ingenuo. Como si lo fueran a poner fácil. Entre que sí que lo arreglan; que no, porque no están en garantía ("¿qué? ¡Ah, no! Por ahí no paso. La garantía en España es de dos años por ley para todos los objetos de consumo, así que si ese es tu argumento, reclamación al canto y que resuelva el OMIC"); que espera, que lo hablo con un responsable... Al final me ofrecen cambiarme los zapatos por un par nuevo.


En total tres semanas sin zapatos para acabar solucionándolo de una manera que, si tuvieran una política de atención al cliente más clara, honesta y transparente, no hubiera llevado más de unos pocos días.


Pero al final la experiencia me ha enseñado un par de cosas:


- Los zapatos MBT me ayudan a caminar mejor. No sé si es cierto todo lo que pregonan sobre ellos, pero yo noto mejoría. Tres semanas sin ellos y lo he notado.


- El servicio post-venta de esta empresa es de puta pena. De hecho prácticamente no existe tal cosa.


- Si te informas sobre tus derechos y te muestras firme en su reivindicación, acabas consiguiendo que te hagan caso.


Pero también me ha hecho reflexionar sobre cómo funcionan las cosas en este sistema.


¿Cómo puede ser que a una empresa le compense más darme un par nuevo de sandalias que reparar las viejas? De verdad que yo me hubiera conformado con que me las repararan. Entiendo que una pieza pueda romperse. ¿No es más sostenible y barato repararlo? Al final MBT tiene un par menos para vender y tiene un par estropeado y usado que, vete tú a saber qué harán con ellos.


Tal vez el objetivo era evitar una reclamación formal a cualquier precio. Pero para ello bastaba con reparar la sandalia. Porque la reclamación no existe, pero yo estoy posteando esto. Tal vez no tenga una gran repercusión mediática, pero alguien lo leerá. Y no se puede decir que la imagen que ha dado esta empresa sea favorable. ¿Les compensa la penosa publicidad que obtienen tratando así a sus clientes? Porque yo tengo un par nuevo, pero no se puede decir que haya salido satisfecho de la experiencia.


Pero si nos fijamos un poco es así como funciona todo desde hace un tiempo. ¿Alguien se acuerda de cuándo fue la última vez que llevó a reparar algo? Y lo peor de todo es que nos hemos acostumbrado a que las cosas sean así y no nos lo cuestionamos.


Como cuando nos cuentan que es más rentable destruir los excedentes de alimentos que transportarlos a los lugares donde la gente se muere de hambre. ¿Demagogia? Tal vez, pero es algo que sucede y se sabe.


El problema de este sistema es que es insostenible, genera cantidades obscenas y monstruosas de residuos contaminantes y contribuye a agigantar las desigualdades entre ricos y pobres en el planeta. 


¿Cuánto tiempo aguantará este estado de cosas antes de petar? Porque cuando algo es insostenible, antes o después tiene que reventar por algún lado.


Y luego vendrán las caras de sorpresa y los lamentos.

jueves, 16 de junio de 2011

Mi único problema en la vida

Ha pasado ya más de una semana desde que Laura Pérez consiguió plantear al Príncipe Felipe la cuestión de si plantearía un referéndum sobre la monarquía cuando llegase a reinar. Creo que la escena es conocida y se puede ver abajo. Mucho se ha hablado en los medios sobre el valor y la firmeza de Laura y lo cabal de su exposición. También se ha hablado mucho de la desafortunada manera que tuvo el príncipe de zanjar la discusión al verse incapaz de rebatir un argumento tan solido como el que exponía la ciudadana. Demasiado acostumbrado a que la ciudadanía le dedique piropos y lametones en su regio culo, se sintió incapaz de confrontar su punto de vista.


Pero no era sobre esto sobre lo que quería reflexionar. Hay un momento del vídeo que me llama poderosamente la atención y que no he oído comentar a nadie en los medios, ni siquiera a la propia Laura en las entrevistas que le he escuchado.


Cuando la situación se está empezando a poner incómoda, un interpelante desconocido, ya que está fuera de campo, de pregunta a Laura: "¿Ese es el único problema que tienes en la vida?".


Ya estamos. Como ya no tienes argumentos, apelas a la urgencia del problema. Esta es una estrategia muy usada por la derecha y/o la gente instalada en el poder ante propuestas de reformas que no les interesan. Apelan a la conveniencia del momento. Ya lo hicieron en su momento ante reformas como la del matrimonio homosexual, el divorcio exprés, la reforma de la ley del aborto, etc. ¿No os suena haberlo escuchado ya?


¿Qué les pasa a esta gente? ¿Acaso no son capaces de caminar y comer chicle a la vez? Si de verdad no fuéramos capaces de ocuparnos de más de un problema a la vez, no habríamos salido de las cavernas. Estoy seguro de que Laura tiene muchos asuntos en su vida más urgentes y hasta importantes que el modelo del Estado en el que vive, y seguro que les dedica todo el tiempo que requieren. Pero cuando tiene la oportunidad de ocuparse de un asunto importante para ella, lo hace, sin que ello suponga descuidar ninguno de los otros. Y lo hace con firmeza.


Si solo nos ocupamos de lo urgente, nunca afrontaremos otros asuntos importantes. Muchas veces he oído en debates políticos (o más bien declaraciones, porque debatir, lo que se dice debatir, esta gente no lo hace nunca) que "eso no interesa (o preocupa) a los ciudadanos". Pero por si acaso no se molestarán en preguntar, no vaya a ser que se lleven una sorpresa.


En otros casos, cuando a un gobierno le ha dado por legislar para ampliar las libertades individuales de los ciudadanos, la oposición ha atacado con el argumento de que está distrayéndose con asuntos que no urgen a los ciudadanos (en lugar de argumentar con sinceridad que lo que no les viene bien es que se amplíen las libertades individuales). ¿De verdad se creen que somos tan tontos? ¿No hay gente suficiente trabajando en un gobierno, o en el parlamento legislando, como para que se repartan la tarea, unos lo urgente y otros asuntos importantes aunque menos urgentes?


Por favor, ya que no nos tienen en cuenta, por lo menos que no insulten nuestra inteligencia, que no nos chupamos el dedo.


Gracias a Laura por recordarnos que lo urgente no quita que nos podamos ocupar también de lo importante.

sábado, 6 de marzo de 2010

TAUROMAQUIA Y DEMOCRACIA

Resulta que algunos se han sentido molestos porque sienten que les están tocando las... esencias. Y, claro, reaccionan como se espera, dando un golpe en la mesa y gritando: ¡Hasta aquí hemos llegado!


Dejando al margen todo el asunto de la tauromaquia en sí, a mí me ha llamado la atención un aspecto que creo que todavía nadie ha destacado, o al menos yo no he visto reflejado en los medios.


Vamos a ver qué es lo que pasa: por motivos más o menos discutibles, el parlamento catalán decide debatir si se deben prohibir las corridas de toros. Se crea una comisión, se convoca un debate público donde todas las partes exponen sus argumentos para luego tomar una decisión en el seno de lo más parecido que permite nuestro sistema a la representación de la voluntad del pueblo (porque no creo que nadie tenga los bemoles que hay que tener para convocar un referéndum popular). Podremos estar más o menos de acuerdo con las motivaciones que han llevado a abrir este debate, con los argumentos expuestos por las partes, pero hay algo que a mí me parece incuestionable y es el aspecto impecable de procedimiento democrático que ofrece.


Por otro lado la caverna reacciona como ya mencioné antes: con mucho ruido y de la manera más populista posible. Pero esta reacción les deja además con el culo al aire respecto a cómo entienden ellos la democracia. Porque no sólo toman decisiones aplicando el rodillo, sino que hurtan cualquier posibilidad de debate a la sociedad.


Lo más irónico es que esta misma gente es la que se rasga las vestiduras denunciando la falta de libertad de expresión en otras partes del mundo. Poder expresar una opinión, cualquiera, en voz alta o por escrito está muy bien. Pero mejor es poder debatir públicamente y que sea la sociedad quien decida sobre aquello que le afecta.


Parece que aquí nos tenemos que conformar con lo que tenemos, por imperfecto o mejorable que sea, y encima estar más que agradecidos sólo porque en otras partes lo tienen más chungo. ¿Para qué voy a esforzarme en mejorar pudiendo denunciar la situación de los que están peor?


No nos engañemos, estamos todavía muy lejos de disfrutar de un sistema realmente democrático. Mientras las personas que dicen representar nuestra voluntad sigan sujetos a los mecanismos de partidos opacos y herméticos y mientras la mayoría de las decisiones importantes que afectan a nuestras vidas las tomen grandes corporaciones transnacionales que no rinden cuentas ante nadie, no podremos hablar de que vivimos en auténtica libertad.


No somos libres solo porque lo parezca.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Zoy ezpañó, cazi ná.

Reconozco que me ha sorprendido (y gratamente) ver que hay gente que se ha molestado no sólo en leer lo que he escrito, sino que encima lo han comentado. ¡Internet es la leche! Y eso que no tenía ninguna fe en ello. De hecho si abrí este blog fue un poco por probar de qué iba esto y por romper un poco mano antes de ayudar a Anabel con los suyos. Pero mira por dónde va y resulta que lo que yo tenga que decir puede interesar. ¡Hay que joderse! En el fondo no deja de ser una faena para alguien de naturaleza vaga (pero vaga, vaga con avaricia) como la mía.


Pues eso, que esta situación hace que me sienta obligado a escribir algo más. Al fin y al cabo soy un tipo interesante con cosas que decir. Pero ¿qué?


No será por falta de temas. La actualidad nos bombardea constantemente con temas y asuntos de lo más candente. Pero hay uno que me ha hecho pensar últimamente.


Resulta que en Francia andan estos días muy revueltos con el tema de la identidad nacional y esas cosas. Y me ha dado por preguntarme... ¿Y si nos plantearan eso aquí? ¿En qué consiste ser español?


Yo pensaba que era español si tenía un DNI, pagaba mis impuestos y respetaba las leyes que rigen nuestra sociedad. Pero por lo visto no. Supone algo más profundo e intangible (o al menos eso parece visto el lío que tienen montado los franceses).


Y al parecer lo debo tener crudo:


- No me gusta el flamenco ni la copla. Pero nada de nada. Soy más de heavy metal. Y el resto de flolklore patrio me aburre soberanamente. Incluso me parece de un rancio que echa para atrás.


- La tauromaquia en general y las fiestas en torno a torturar animales me parecen una aberración. Sinceramente pienso que hay que ser un enfermo para disfrutar con algo así.


- Soy ateo. Del todo. Sin matices. No soporto las manifestaciones de orgullo religioso a la que son tan aficionados mis compatriotas (procesiones, romerías, ofrendas, y demás chorradas). Y que no me vendan la moto de la tradición cultural. También fue en su día tradición quemar herejes en la hoguera. Con un poco de voluntad e inteligencia se puede superar.


- A los simbolos no les doy más valor que el que tienen, es decir, simbolizar. Pero juro que jamás entenderé que alguien se emocione ante un trapo de colores. Y del himno mejor no hablar para evitar meterme en un lío.


- No me interesan especialmente los deportes. Si alguno me ha interesado algo últimamente ha sido el Snooker que he seguido por Eurosport. Soy rarito, qué le vamos a hacer. Así que interesarme por algo que normalmente me la bufa solo porque hay un tipo (o un equipo de tipos) que se les está dando bien y que lo único que tienen en común conmigo es que tienen pasaporte español pues, qué quieres que te diga, como que no. De verdad que me alegro por Nadal y Alonso. Que les vaya muy bien. Pero que me importa más bien poco.


- La historia de España me parece una sucesión de despropósitos, torpezas y personajes patéticos (por decir algo suave). Hay muy pocos acontecimientos de los que nos podríamos sentir verdaderamente orgullosos (los avances sociales durante la 2ª República, la Revolución Anarquista del 36, ¿recuerda alguien alguna vez que el movimiento anarquista español fue el más importante del mundo en su momento?), pero parece haber un generalizado consenso en querer olvidarlo. ¿Memoria histórica? ¡Ja! No me hagan reir.


- Enorgullecerse de esos pequeños detalles de carácter que conforman lo que denominamos IDIOSINCRASIA me parece, en general, bastante paleto. Reconozco que puedo compartir muchos de esos rasgos, algunos bastante inofensivos, otros algo más penosos. Incluso aceptarlos. Al fin y al cabo forman parte de mi ser. Pero de ahí a exhibirlos orgullosamente... ¡Vamos anda! A algunos no les vendría mal un poquito de vergüenza.


En fin, que visto lo visto me alegro de que el debate francés no llegue aquí todavía. Igual me echaban a patadas y tenía que pedir asilo en Finlandia.

domingo, 15 de febrero de 2009

Manías y supersticiones

Escuché una vez en la radio, con gran divertimento de los tertulianos, hablando sobre manías y supersticiones varias, que Antoñete, el torero, no acudía al estudio si había algo amarillo, por lo cual cuando iba había que quitar todas las alcachofas de los micrófonos, ya que estas eran, cómo no, amarillas (¡me has pillado! suelo escuchar la SER). ¡Qué risa! ¡Hay que ver qué cosas tiene el abuelo! Y ahí se quedaba la cosa.


Pero a mí este tipo de anécdotas me dan por pensar. Vamos a ver. En el caso concreto del color amarillo:


-¿No era una superstición de actores limitada al vestuario en escena?


-Sí, claro, pero como su origen está en el color de la ropa que vestía Molière en el momento de su muerte, está claro que el amarillo es un color maldito. Para cualquiera y en cualquier situación o circunstancia. ¿Lógico, no?


-Claro, claro. Sin duda si hubiera vestido otro color, su enfermedad no habría progresado hasta el punto de causarle la muerte. Además habrá sido Molière el único actor que ha muerto en escena en toda la historia del Teatro...


-No, claro que no. Deben haber sido muchos, pero Molière, sin duda ha sido el más famoso.


-Ante un argumento así, no me queda nada más que añadir. El amarillo es sin duda maldito y lo expulso de mi vida para siempre.


Recuerdo que no hace mucho trabajé con un director de escena italiano y surgió este tema durante una cena:


-¿Cuál es aquí, en España, el color maldito para los actores?- preguntó.


-El amarillo- respondimos.


-¿Por qué?


-Porque dicen que es el color que vestía Molière cuando murió.


-¡Ah! Pues en Italia es el verde (creo recordar que dijo verde, pero igual era otro. Da igual, la cuestión es que no era amarillo).


-¡Qué curioso!- respondimos. -¿Por qué el verde?


-Porque dicen que es el color que vestía Molière cuando murió.


Y seguro que, al igual que esta, podemos desmontar sin esfuerzo cualquier estupidez de este tipo de las muchas que nos rodean.


Porque vamos a ver ¿de verdad alguien en sus cabales se toma realmente en serio los poderes sobrenaturales de un pobre animal que ha nacido con su pelaje negro? ¿O las fuerzas telúricas que se activan al quebrarse una superficie de vidrio?


Seamos serios. Yo entiendo y acepto que se tengan pequeños rituales cotidianos que nos proporcionen cierta tranquilidad de ánimo a la hora de encarar nuestras actividades diarias o bien que nos dispongan a encarar aquellas actividades más extraordinarias. Incluso yo creo que puedo tener alguna. Ese y no otro es el poder de los gestos, amuletos o fetiches. Me atrevo a afirmar que no tienen más poder que el que nosotros les queramos dar. Creo que cuando permitimos que cualquiera de estas chorradas se apodere de nuestra vida, nos convertimos en esclavos. Insto a cualquiera a que me convenza de lo contrario.


Reconozco que me divierte perversamente tocar las narices a la gente que sufre esta peculiar manifestación del Trastorno Obsesivo Compulsivo (esa enfermedad tan graciosa que sufre Jack Nicholson en "Mejor... Imposible").


Hay que ver lo torpe que me vuelvo a veces con los saleros. ¡Resbalan tanto!

miércoles, 4 de febrero de 2009

¡Con la iglesia hemos topado...!

¡Uf...! Se me acumula la faena. Pasan tantas cosas y yo con tan poco tiempo para aportar mi inútil punto de vista.


Por ejemplo, me hubiera gustado comentar algo sobre el famoso video del Gran Wyoming, pero se ha dicho tanto... ¿Y yo que hubiera podido aportar? Reconozco que me lo comí enterito y luego me alegré enormemente y respiré aliviado. Admiro mucho a ese hombre y, ahora, además a todo su equipo y su cadena. Demuestran saber enfrentarse a sus rivales con estilo, elegancia, inteligencia y, sobre todo, con un gran sentido del espectáculo. Y, al fin y al cabo, de eso se trata, ¿no? Mola estar en su bando.


Pero hoy me encuentro con una noticia en todos los noticiarios que no puedo evitar que me llame mucho la atención. Se trata de la visita del segundo de a bordo de la nave vaticana. ¿Cómo puede ser que algo, en apariencia, tan cotidiano destaque sobre todo lo demás. Para aquellos que no me conozcan debo aclarar que yo soy ateo y radicalmente laicista. Lo primero es algo personal, que afecta estrictamente a mi propio cuerpo de creencias y mi forma de enfrentarme al mundo. Cada cual que crea en lo que quiera. Pero el laicismo es lo que me enfrenta a toda esa gente de los vestiditos púrpuras y sus acólitos.


Por cierto, lo de la moda cardenalicia me recuerda una discusión que tuve una vez, hace unos quince años, con mi abuelo, con el que vivía por aquel entonces, a cuenta de lo mal que le parecía que en foros políticos y diplomáticos internacionales (ONU y similares) los representantes de los países africanos no se atuvieran a la moda occidental del traje y la corbata y decidieran lucir sus túnicas de colores. ¿Cómo pretendían ser tomados en serio? En fin, y eso que él se definía de izquierdas.


Pero volvamos a nuestro tema. Llega este señor y se le recibe como un jefe de estado. Vale. Al fin y al cabo tiene un cargo institucional en la estructura de ese peculiar estado soberano que es la Ciudad del Vaticano. Y peculiar es, no puede negarse. Es el único estado europeo no democrático (creo), la única teocracia occidental. Pero lo que lo hace más peculiar de todos es el hecho de que es el único estado que pretende que su propia legislación se aplique más allá de sus fronteras. ¿Alguien se imagina el follón diplomático que supondría algo así entre cualesquiera otros países? Ahí queda la propuesta para los amantes de la política-ficción y de las sátiras políticas.


Porque este señor ha venido para eso y no para otra cosa. Para dar una colleja a este gobierno. Porque podemos repetirlo hasta la saciedad que ellos seguirán sin querer enterarse. Las leyes sociales que extienden derechos no obligan a nada ni a nadie. Bueno, rectifico. Sí les obliga. Les obliga a tener que reconocer que la gente que según ellos no merecen ningún tipo de consideración tienen los mismos derechos que los demás. Y por lo visto eso jode bastante.


Menos mal que este gobierno, al menos en este asunto, no se achanta. ¡Chapeau! Poco a poco podremos permitirnos soñar con que les cortan el grifo del dinero público y se quita la asignatura de religión en los colegios públicos. ¡Ah, Shangri-la!


Luego llego, siguiendo el tren de pensamientos, al papel de los obispos y los sacerdotes. Estos señores, a todos los efectos son ciudadanos españoles, pero ejercen de agentes de un estado extranjero al cual reconocen sin tapujos servir prioritariamente y cuya legislación anteponen a aquella que nos rige a todos los demás. ¡Olé tus huevos! Encima ejerciendo de agitadores sociales y llamando a la desobediencia civil.


Demasiado tiempo mandando tanto hace que ahora lleven mal el que la gente quiera hacer su marcha.


Pero, ¿sabes qué te digo? Que se jodan y se vayan haciendo a la idea. La sociedad laica se va abriendo paso y el proceso no tiene marcha atrás. Hace tiempo que nos hicimos mayorcitos. Que aprendan de los militares. Se han hecho a la idea de que la sociedad no necesita tutelas y, mejor o peor, pero lo sobrellevan sin hacerse notar demasiado.


Y que se dejen de tonterías reclamando un "laicismo" con adjetivos. El laicismo o es total, radical, completo o no es. Y eso no es beligerancia. Es que cada cual acepte su papel y su lugar en la sociedad.


¡Vaya! Qué serio me ha quedado esto. No era mi intención ser tan denso, pero es que esta gente me pone muy tenso. Prometo que trataré temas más ligeros y con un tono más amable. Espero no haber espantado a nadie.

Template Designed by Douglas Bowman - Updated to Beta by: Blogger Team
Modified for 3-Column Layout by Hoctro